viernes, septiembre 29, 2006

VERONICA QUENSE (Chile)


Mueren de antemano,

las palabras se mueren.

No atravesarán jamás
el asoleado desierto que nos separa.

Sin embargo se dijeron y se dicen,
con la misma insensatez
con que la vida nace.

Suenan al cruzar el aire
y dejan algo de olor
un minúsculo olor.

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